¿Cuáles son los síntomas del hígado graso?
En sus etapas iniciales, el hígado graso no suele presentar síntomas evidentes, lo que lo convierte en una enfermedad silenciosa. De hecho, muchas personas ni siquiera son conscientes de que lo padecen hasta que se someten a un análisis de sangre rutinario o una ecografía hepática.
Sin embargo, a medida que la enfermedad avanza, pueden surgir ciertos síntomas que incluyen:
- Fatiga inexplicada. Una sensación constante de cansancio que no mejora con el descanso.
- Molestias en el abdomen. Dolor o sensación de pesadez en la parte superior derecha del abdomen, donde se encuentra el hígado.
- Hinchazón abdominal. Sensación de plenitud o distensión en el abdomen.
- Pérdida de apetito y náuseas.
- Coloración amarillenta de la piel y los ojos (ictericia). Esto puede indicar que la función hepática está comprometida.
Si se presentan estos síntomas, es fundamental consultar a un médico especialista para realizar pruebas y determinar la causa de la sintomatología.
¿Cómo se diagnostica la enfermedad?
El diagnóstico del hígado graso suele comenzar con una evaluación clínica, en la que el médico considera los antecedentes médicos del paciente, factores de riesgo y síntomas. Sin embargo, el diagnóstico definitivo requiere pruebas de imagen y análisis de sangre.
1. Análisis de sangre
Uno de los primeros pasos es realizar análisis de sangre para evaluar los niveles de enzimas hepáticas. Si los niveles de ALT (alanina aminotransferasa) y AST (aspartato aminotransferasa) están elevados, esto puede indicar inflamación o daño en el hígado. No obstante, esta prueba por sí sola no confirma el diagnóstico de hígado graso, pero sí sugiere que puede haber algún problema hepático.
2. Ecografía abdominal
Una ecografía abdominal es la herramienta más común para visualizar la acumulación de grasa en el hígado. Este procedimiento no invasivo permite observar la estructura del hígado y si presenta un brillo excesivo, lo que es indicativo de la presencia de grasa.
3. Tomografía computarizada (TC) y Resonancia magnética (RM)
En algunos casos, se pueden utilizar tomografías computarizadas (TC) o resonancias magnéticas (RM) para obtener una visión más detallada del hígado. Estos estudios permiten evaluar con mayor precisión la cantidad de grasa acumulada en el órgano.
4. Biopsia hepática
La biopsia hepática es el método más preciso para evaluar el daño hepático, pero se suele realizar solo en casos donde se sospecha que el hígado graso ha avanzado a fibrosis o cirrosis. En este procedimiento, se extrae una pequeña muestra de tejido hepático para su análisis en el laboratorio, lo que permite determinar la gravedad del daño.
5. Elastografía hepática
La elastografía hepática es una prueba que mide la rigidez del hígado. Un hígado más rígido puede ser señal de fibrosis, que es una etapa avanzada de daño hepático. Esta técnica es cada vez más utilizada para monitorizar la evolución de la enfermedad en pacientes con hígado graso.