La tonometría es una de las pruebas oftalmológicas más importantes para el diagnóstico y seguimiento de enfermedades como el glaucoma, un trastorno que puede causar pérdida de visión irreversible si no se detecta a tiempo. Esta técnica permite medir con precisión la presión intraocular (PIO), un parámetro clave para valorar el estado de salud del ojo. Su relevancia radica en la capacidad de identificar alteraciones silenciosas que podrían no presentar síntomas evidentes, pero que a largo plazo podrían comprometer seriamente la visión.
Esta prueba, utilizada tanto en revisiones rutinarias como en casos específicos, ha evolucionado gracias a la incorporación de tecnologías más precisas y menos invasivas. Métodos como la tonometría por aplanación y la tonometría sin contacto ofrecen resultados fiables y cómodos para los pacientes, lo que ha favorecido su adopción como parte del cuidado preventivo de la salud ocular. Además, su rapidez y simplicidad hacen que pueda realizarse en pocos minutos, incluso en consultas generales de oftalmología.
Entender cómo funciona la tonometría y en qué contextos es necesaria es esencial para tomar decisiones informadas sobre nuestra salud visual. Detectar de forma temprana anomalías en la presión intraocular no solo contribuye a prevenir complicaciones graves, sino que también mejora las posibilidades de preservar una visión saludable durante más tiempo.
¿Qué es la tonometría y por qué es importante?
La tonometría mide la presión dentro del ojo, también conocida como presión intraocular (PIO). Este dato es vital para detectar a tiempo problemas oculares graves como el glaucoma, una enfermedad que puede causar daños irreversibles en el nervio óptico y provocar pérdida de visión. Aunque la tonometría no diagnostica directamente el glaucoma, es una herramienta indispensable para su prevención y seguimiento.
La importancia de esta prueba radica en su capacidad para identificar factores de riesgo en etapas tempranas. Incluso en personas sin síntomas evidentes, la tonometría puede alertar sobre niveles de presión elevados, permitiendo la implementación de medidas preventivas o tratamientos específicos que preserven la salud visual.