Toda la información médica a tu alcance

  • Todos

  • Especialidad/
    Unidad Médica

  • Especialista

  • Prueba Diagnóstica

  • Tratamiento

CITA ONLINE CONSULTAR RESULTADOS

Actualidad

Carnosidad en los ojos: cómo identificar y tratar el pterigium eficazmente

jueves, 5 de diciembre de 2024

El pterigium, comúnmente conocido como carnosidad en los ojos, es una afección ocular que puede causar preocupación, pero que es más frecuente de lo que parece, especialmente en regiones donde la exposición al sol y al polvo es habitual. Este crecimiento benigno de tejido sobre la conjuntiva, que a veces avanza hacia la córnea, tiene implicaciones tanto estéticas como funcionales, afectando la calidad de vida de quienes lo padecen.

Vamos a tratar en profundidad qué es el pterigium, cómo se desarrolla, qué síntomas lo caracterizan y las opciones de tratamiento disponibles. También profundizaremos en cómo prevenir su aparición y qué complicaciones podrían surgir si no se aborda adecuadamente. ¿Has notado algún cambio en tus ojos? ¿Tienes molestias recurrentes o curiosidad sobre esta condición?.

¿Qué es el pterigium?

El pterigium es un crecimiento anómalo de tejido en la conjuntiva, la membrana transparente que cubre la parte blanca del ojo y que también reviste el interior de los párpados. Este tejido, de color rojizo y con forma triangular, puede extenderse hacia la córnea, llegando en algunos casos a interferir con la visión. Aunque el pterigium no es maligno, su progresión puede resultar problemática.

Se trata de una patología estrechamente relacionada con la exposición prolongada a factores como la radiación ultravioleta, el polvo y el viento. Esto explica por qué es más prevalente en personas que trabajan o viven en entornos al aire libre, como agricultores, pescadores o residentes de climas tropicales. Aunque inicialmente puede no presentar síntomas graves, es fundamental comprender sus implicaciones para tomar medidas tempranas.

Síntomas del pterigium

El pterigium puede manifestarse de varias maneras, dependiendo de su tamaño y grado de avance. Estos son algunos de los síntomas más comunes:

  • Enrojecimiento ocular, que puede ser más notorio en la zona afectada.
  • Irritación o sensación de cuerpo extraño en el ojo, especialmente en ambientes secos o ventosos.
  • Sequedad ocular, debido a que el pterigium interfiere con la distribución uniforme de la lágrima.
  • Visión borrosa o distorsionada, en casos donde el tejido crece sobre la córnea.
  • Sensibilidad a la luz, también conocida como fotofobia, que puede incrementarse si hay inflamación.
  • Dificultad para usar lentes de contacto, cuando el tejido sobresale y causa incomodidad.

Si reconoces alguno de estos signos, es importante acudir a un oftalmólogo para evaluar la extensión del pterigium y determinar si requiere tratamiento.

Complicaciones asociadas al pterigium

Aunque el pterigium es benigno, ignorar su presencia puede desencadenar una serie de complicaciones que afectan la salud ocular. Una de las más comunes es el desarrollo de astigmatismo, ya que la presión que ejerce el tejido sobre la córnea puede alterar su curvatura. Esta distorsión en la forma de la córnea afecta la capacidad del ojo para enfocar correctamente.

Otra complicación relevante es la inflamación crónica, que genera molestias constantes y en algunos casos infecciones. Además, si el pterigium progresa sin control, puede invadir la zona central de la córnea, causando una disminución significativa en la agudeza visual. En situaciones extremas, las cicatrices que deja en la córnea pueden volverse permanentes, lo que complica aún más la visión.

Por último, las personas con pterigium avanzado suelen experimentar una sensibilidad aumentada a los cambios ambientales, lo que afecta su calidad de vida diaria. Por estas razones, es vital buscar atención médica temprana si se sospecha de esta afección.

Prevención: clave para evitarlo

Prevenir el pterigium es posible tomando medidas para proteger los ojos de los factores de riesgo más comunes. La protección contra la radiación ultravioleta es una prioridad, especialmente en entornos soleados. Utilizar gafas de sol con filtro UV es una de las formas más efectivas de reducir el riesgo, y si estas cuentan con un diseño envolvente, mejor aún, ya que también protegen contra el viento y el polvo.

El uso de sombreros de ala ancha es otra manera útil, ya que proporcionan sombra adicional y reducen la exposición directa de los ojos al sol. Además, en ambientes con alta concentración de polvo o contaminantes, es recomendable emplear gafas protectoras para minimizar la irritación ocular.

Mantener una buena higiene ocular y usar lágrimas artificiales puede ayudar a prevenir la sequedad, uno de los factores que agrava el riesgo de desarrollar pterigium. Por último, las revisiones oftalmológicas regulares permiten detectar cualquier alteración ocular en sus primeras etapas, facilitando un control oportuno y eficaz.

Diagnóstico y tratamiento del pterigium

El diagnóstico del pterigium es relativamente sencillo y se basa en un examen ocular completo. El oftalmólogo evalúa la apariencia y el tamaño del tejido, y en casos más avanzados, puede realizar pruebas adicionales para determinar si el pterigium está afectando la visión.

El tratamiento depende de la severidad de los síntomas y el impacto en la calidad de vida del paciente. En etapas iniciales, el pterigium suele tratarse con medidas conservadoras, como la aplicación de gotas lubricantes para aliviar la sequedad y reducir la irritación. En casos donde hay inflamación, se pueden prescribir colirios con corticoides.

Cuando el pterigium progresa y comienza a interferir con la visión o causa molestias importantes, la cirugía es la opción más efectiva. Este procedimiento consiste en la extirpación del tejido anómalo, y en muchos casos se utiliza un injerto conjuntival para minimizar el riesgo de recurrencia. Aunque la cirugía es eficaz, es fundamental seguir las recomendaciones postoperatorias para evitar complicaciones o reapariciones.