Tener molestias en los oídos no siempre significa tener una otitis bacteriana. En algunos casos, el origen del problema es distinto, aunque los síntomas puedan parecerse. ¿Te pica el oído? ¿Sientes que está húmedo por dentro o incluso notas un olor raro? Puede que estés ante una infección por hongos, lo que en medicina se conoce como otomicosis. Aunque no es una afección grave, sí es muy molesta y tiende a repetirse si no se trata bien.
La otomicosis es una infección del conducto auditivo externo causada por hongos. Suele aparecer con más frecuencia en verano, especialmente en personas que practican deportes acuáticos o pasan mucho tiempo en ambientes cálidos y húmedos. También es más común en quienes tienen un sistema inmune debilitado o han estado usando antibióticos o gotas óticas durante un tiempo prolongado.
El diagnóstico y tratamiento precoz son fundamentales para evitar complicaciones, sobre todo porque, a diferencia de otras infecciones del oído, los antibióticos no son eficaces en este caso. Vamos a ver en qué consiste exactamente, qué síntomas da, cómo se diagnostica y cuál es la mejor forma de tratarla y prevenirla.
¿Qué es la otomicosis?
La otomicosis es una infección del oído externo provocada por hongos. A diferencia de las otitis comunes de origen bacteriano, en este caso los responsables son microorganismos fúngicos que encuentran en el conducto auditivo un entorno perfecto para crecer: cálido, húmedo y oscuro.
Suele afectar a la parte más superficial del oído, desde el pabellón auricular hasta el tímpano, y no suele comprometer las estructuras más internas del oído a menos que haya lesiones previas o se complique la evolución. Aunque puede presentarse en cualquier época del año, es más frecuente en verano y en personas que están en contacto frecuente con el agua, como nadadores o quienes viven en zonas de clima húmedo.
Los hongos más habituales que causan esta infección son del género Aspergillus (especialmente Aspergillus niger) y Candida albicans. Cada uno puede dar lugar a una presentación clínica diferente: mientras Aspergillus produce secreciones negruzcas o grisáceas, Candida suele generar exudados más blanquecinos y densos.
La otomicosis no siempre se diagnostica de forma inmediata, ya que sus síntomas —como el picor o la sensación de oído taponado— pueden confundirse con otras afecciones otológicas. Por eso, una correcta exploración del oído por parte del especialista es fundamental para aplicar el tratamiento adecuado y evitar que la infección se prolongue o reaparezca.
Aunque no suele ser grave, sí puede ser muy molesta y tender a la recurrencia si no se toman medidas preventivas. Por eso, entender qué es exactamente esta infección ayuda a detectarla antes, tratarla mejor y evitar complicaciones.