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¿Diarrea o vómitos después de comer? Podrías estar en riesgo de una intoxicación alimentaria

domingo, 22 de septiembre de 2024

Las intoxicaciones alimentarias son un peligro real que puede afectar gravemente tu salud y la de tu familia, y lo peor es que muchas veces los riesgos están en alimentos que consumimos a diario.

La salmonella, E. coli y norovirus son los principales responsables de las infecciones más comunes, y sus efectos pueden ir desde malestar digestivo hasta complicaciones potencialmente graves.

¿Sabías que carnes mal cocidas, productos lácteos crudos y hasta frutas mal lavadas pueden ser la causa de estos patógenos? Lo más preocupante es que los síntomas pueden parecer simples molestias, como diarrea o vómitos. Pero para personas vulnerables como niños, ancianos o aquellos con sistemas inmunitarios debilitados, la situación puede complicarse rápidamente.

La buena noticia es que prevenir estas intoxicaciones es más fácil de lo que parece, pero se requiere atención a los detalles. Cocinar correctamente las carnes, evitar alimentos crudos y asegurarse de lavar bien frutas y verduras son solo algunas de las medidas que pueden marcar la diferencia. Además, la higiene en la cocina, como lavarse bien las manos y evitar la contaminación cruzada, es clave para mantener los patógenos a raya. A continuación, te explicamos en detalle qué causa cada una de estas intoxicaciones, sus síntomas y cómo protegerte a ti y a tu familia de estos peligros invisibles.

Salmonella. La causa más común de intoxicación alimentaria

La salmonella es una de las causas más comunes de intoxicación alimentaria y se encuentra principalmente en carnes crudas o mal cocidas, huevos y productos lácteos no pasteurizados. También puede contaminar frutas y verduras que han sido expuestas a agua contaminada. Una vez ingerida, la bacteria se instala en el intestino, provocando una serie de síntomas que pueden aparecer entre 6 y 72 horas después de la exposición.

Síntomas de la salmonella

  • Diarrea (a veces acompañada de sangre)
  • Dolor abdominal
  • Fiebre
  • Náuseas y vómitos
  • Escalofríos y dolores musculares

Estos síntomas pueden durar entre dos y siete días, aunque en casos graves, la infección puede diseminarse a la sangre y órganos, lo que requiere intervención médica urgente.

Prevención de la salmonella

Para evitar el contagio por salmonella, es fundamental prestar atención a la manipulación y cocción de los alimentos. Cocinar las carnes a una temperatura adecuada (asegurando que no queden rosadas por dentro) y evitar el consumo de productos crudos, como huevos o leche no pasteurizada, es clave. Además, lavar bien frutas y verduras antes de consumirlas y evitar la contaminación cruzada en la cocina, usando utensilios distintos para alimentos crudos y cocidos, ayuda a prevenir la propagación de esta bacteria. Lavarse las manos antes y después de manipular alimentos también es esencial para reducir el riesgo.

Tratamiento de la salmonella

El tratamiento de la salmonella varía dependiendo de la gravedad de la infección:

Tratamiento en casos leves: La mayoría de los casos de salmonella se resuelven sin necesidad de intervención médica. El tratamiento principal consiste en mantener una hidratación adecuada para compensar la pérdida de líquidos debido a la diarrea y los vómitos. Se recomienda beber sueros con electrolitos o soluciones de rehidratación oral para evitar la deshidratación. Además, es esencial el reposo, ya que el cuerpo necesita tiempo para combatir la infección.

Dieta suave: Durante la recuperación, es importante seguir una dieta blanda, evitando alimentos pesados o difíciles de digerir. Opciones como el arroz, las manzanas ralladas y el plátano ayudan a aliviar los síntomas gastrointestinales.

Tratamiento en casos graves: En personas con sistemas inmunitarios debilitados, bebés, ancianos o en aquellos que presentan síntomas severos (como fiebre alta persistente o diarrea con sangre), es posible que se necesiten antibióticos. En los casos más graves, la hospitalización puede ser necesaria para administrar líquidos por vía intravenosa y controlar la infección. El uso de antibióticos debe ser evaluado por un médico, ya que en casos leves su administración no está recomendada.

E. coli: la bacteria que podría estar en tu comida

La Escherichia coli (E. coli) es otra bacteria peligrosa que puede estar presente en alimentos contaminados, especialmente carne de res molida, leche no pasteurizada y verduras mal lavadas. Aunque muchas cepas de E. coli son inofensivas, algunas, como la E. coli O157:H7, producen toxinas que pueden causar infecciones graves. Los síntomas suelen aparecer entre uno y ocho días después del contagio.

Síntomas de la E. coli

  • Diarrea severa, a menudo con sangre
  • Dolor abdominal intenso
  • Náuseas y vómitos
  • Fiebre leve, aunque no siempre está presente

En algunos casos, la infección puede derivar en el síndrome urémico hemolítico, una complicación grave que afecta a los riñones, especialmente en niños y ancianos.

Prevención de la infección por E. coli

Prevenir la infección por E. coli implica cocinar bien los alimentos, especialmente la carne de res, que debe alcanzar una temperatura interna de al menos 70 °C. Es importante evitar el consumo de leche cruda o productos lácteos no pasteurizados y lavar adecuadamente las frutas y verduras antes de consumirlas. Mantener la higiene en la cocina, como evitar la contaminación cruzada entre alimentos crudos y cocidos, es otra medida clave para protegerse de esta bacteria.

Tratamiento de la E. coli

El tratamiento de una infección por E. coli depende de la gravedad de los síntomas y del estado general del paciente. La mayoría de las personas infectadas se recuperan sin necesidad de antibióticos, ya que el uso de estos medicamentos puede aumentar el riesgo de desarrollar complicaciones graves como el síndrome urémico hemolítico (SUH), una afección que afecta los riñones.

Hidratación y reposo: El tratamiento básico para la infección por E. coli incluye la ingesta abundante de líquidos, ya que la diarrea severa puede llevar a la deshidratación. Los sueros con electrolitos son útiles para reponer los líquidos y minerales perdidos durante los episodios de diarrea y vómitos. Es importante descansar y evitar el esfuerzo físico mientras el cuerpo combate la infección.

Dieta blanda: Durante la recuperación, es recomendable seguir una dieta blanda para evitar irritar aún más el tracto gastrointestinal. Alimentos como arroz, manzana rallada, plátanos y pan tostado son opciones seguras. Se debe evitar el consumo de alimentos grasos, picantes o lácteos, ya que pueden empeorar los síntomas.

Monitorización de complicaciones: En los casos más severos, especialmente cuando hay presencia de sangre en la diarrea, es fundamental monitorear de cerca la evolución del paciente, ya que esto puede indicar el desarrollo del síndrome urémico hemolítico. En estas situaciones, puede ser necesario hospitalizar al paciente para controlar las funciones renales y administrar tratamientos más avanzados.

Cuidados hospitalarios: Si se desarrollan complicaciones, como fallo renal o anemia grave (producto del síndrome urémico hemolítico), el paciente puede requerir tratamientos específicos como diálisis para apoyar la función renal y transfusiones de sangre. En estos casos, la atención médica especializada es esencial para evitar daños a largo plazo.

Aunque la mayoría de las infecciones por E. coli se resuelven sin intervención médica grave, es vital buscar atención en caso de síntomas persistentes o complicaciones, sobre todo si afectan a niños, ancianos o personas con un sistema inmunitario debilitado.

Norovirus: el virus del vómito que se propaga fácilmente

El norovirus es extremadamente contagioso y una de las causas más comunes de intoxicación alimentaria en lugares como restaurantes, guarderías u hoteles. Se propaga rápidamente a través del contacto con alimentos contaminados o superficies infectadas, causando vómitos intensos, diarrea y dolor abdominal, síntomas que aparecen entre 12 y 48 horas después de la exposición.

Síntomas del norovirus

  • Vómitos violentos
  • Diarrea acuosa
  • Dolor y calambres abdominales
  • Fiebre leve
  • Dolor de cabeza y malestar general

Aunque los síntomas suelen durar entre uno y tres días, en algunos casos, la deshidratación puede ser severa, especialmente en niños pequeños y ancianos.

Prevención del norovirus

Prevenir el norovirus requiere extremar las medidas de higiene personal y en la cocina. Lavarse las manos con frecuencia, desinfectar superficies y utensilios contaminados, y evitar el contacto con personas infectadas son pasos fundamentales. También es importante asegurarse de cocinar los alimentos a temperaturas adecuadas y evitar manipular alimentos si se está enfermo para reducir la propagación del virus.

Tratamiento del norovirus

Hidratación: La prioridad en el tratamiento del norovirus es evitar la deshidratación. Los vómitos y la diarrea pueden provocar una pérdida significativa de líquidos y electrolitos, por lo que es esencial beber soluciones de rehidratación oral o líquidos ricos en electrolitos. Las personas con vómitos intensos deben beber en pequeños sorbos para evitar el malestar.

Reposo: Dado que los síntomas del norovirus suelen ser intensos, el reposo es fundamental para permitir que el cuerpo se recupere. Evitar el esfuerzo físico durante este tiempo es importante para reducir la fatiga.

Casos graves: En personas vulnerables, como niños pequeños, ancianos o personas con enfermedades crónicas, la deshidratación puede ser grave. En estos casos, puede ser necesaria la hospitalización para administrar líquidos por vía intravenosa.

No dejes que la comida en tu hogar se convierta en un riesgo para la salud. Tanto la salmonella, como E. coli y norovirus, pueden ser prevenidos si sigues unas sencillas pautas de higiene y cocción de los alimentos. Mantente alerta a los síntomas y, si presentas malestar grave o síntomas persistentes, es fundamental que busques atención médica cuanto antes.

En el Hospital La Antigua, contamos con un equipo especializado para diagnosticar y tratar cualquier complicación derivada de estas infecciones alimentarias. No dudes en acudir a nuestro centro si tienes dudas o necesitas asesoramiento para garantizar tu bienestar y el de tu familia.