Cuando la tiroides va más deprisa de lo que debería, todo el cuerpo lo nota. De pronto, aparecen palpitaciones, el apetito se descontrola, el insomnio se hace habitual y, pese a comer más, la báscula empieza a bajar. El hipertiroidismo es una alteración hormonal que acelera el metabolismo, generando síntomas físicos y emocionales difíciles de ignorar. Aunque se diagnostica más a menudo en mujeres y en edades medias de la vida, puede afectar a cualquier persona y condicionar seriamente su calidad de vida si no se trata a tiempo.
A veces los síntomas son llamativos y otras pasan desapercibidos durante meses, sobre todo cuando el cansancio, la ansiedad o la pérdida de peso se atribuyen a causas como el estrés. Por eso, reconocer sus señales y entender qué ocurre en el cuerpo es clave para llegar al diagnóstico y controlar una situación que, sin tratamiento, puede acarrear complicaciones cardiovasculares, óseas o incluso una crisis tiroidea grave.
Hablar de hipertiroidismo no es solo hablar de una tiroides hiperactiva. Es también entender cómo influyen las hormonas en nuestro estado de ánimo, en el sueño, en el corazón o en la fertilidad. Es aprender a convivir con una condición crónica que, bien controlada, permite hacer una vida completamente normal.
¿Qué es el hipertiroidismo?
El hipertiroidismo es un trastorno del sistema endocrino en el que la glándula tiroides produce más hormonas de las que el cuerpo necesita. Estas hormonas —principalmente la tiroxina (T4) y la triyodotironina (T3)— regulan el metabolismo, es decir, la forma en que el organismo transforma los alimentos en energía y mantiene en funcionamiento los distintos órganos. Cuando hay un exceso, ese metabolismo se acelera y el cuerpo responde con una activación general que afecta al sistema nervioso, al ritmo cardíaco, a la temperatura corporal y a muchas funciones más.
Aunque a menudo se simplifica diciendo que el cuerpo “va demasiado rápido”, en realidad el hipertiroidismo provoca un desequilibrio complejo que implica desde el apetito hasta el estado de ánimo. No todas las personas lo manifiestan de la misma forma, y su evolución puede ser muy distinta según la causa y la edad en la que se diagnostique.
Principales causas del hipertiroidismo
La causa más frecuente de hipertiroidismo en adultos es la enfermedad de Graves-Basedow, un trastorno autoinmune en el que el propio sistema inmunológico estimula de forma inapropiada a la tiroides para que produzca más hormona. Esta hiperestimulación suele provocar un aumento difuso del tamaño de la glándula, lo que se conoce como bocio difuso tóxico.
Otra causa común son los llamados nódulos tiroideos autónomos, es decir, pequeñas áreas dentro de la tiroides que funcionan por su cuenta sin control del organismo. Cuando hay uno solo se llama adenoma tóxico, y cuando hay varios se conoce como bocio multinodular tóxico. Ambos pueden generar hipertiroidismo, especialmente en personas mayores.
En algunos casos, el exceso de hormonas no se debe a una sobreproducción, sino a una liberación brusca de las que ya estaban almacenadas. Es lo que ocurre en algunas tiroiditis, como la subaguda o la posparto. También puede haber casos inducidos por la ingesta excesiva de yodo, ya sea a través de suplementos, alimentos o contrastes radiológicos. A este fenómeno se le conoce como efecto Jod-Basedow.
Aunque más raros, existen otros orígenes posibles, como tumores de hipófisis que producen TSH en exceso, o incluso secreciones hormonales desde tejidos ajenos a la tiroides. Sin embargo, en la mayoría de los casos, el origen está en la propia glándula y puede identificarse con un estudio adecuado.