Un hormigueo incómodo en el labio, una sensación de ardor y, al poco tiempo, la aparición de pequeñas ampollas que duelen y llaman la atención. El herpes labial, también conocido como herpes febril o “calentura”, es una infección muy frecuente. Aunque suele considerarse un problema menor, para quienes lo padecen no solo resulta molesto, sino que también puede tener un impacto emocional y social: la lesión es visible, duele al hablar, comer o besar y, además, tiende a reaparecer.
Este tipo de herpes está provocado por el virus del herpes simple tipo 1 (VHS-1), que permanece latente en el organismo tras la primera infección. Puede reactivarse en cualquier momento, sobre todo en situaciones de estrés, bajada de defensas o exposición prolongada al sol. La buena noticia es que, aunque no existe una cura definitiva, sí contamos con tratamientos que alivian los síntomas, acortan la duración del brote y ayudan a prevenir nuevas reactivaciones.
Conoce cómo se trata el herpes labial, qué medidas pueden reducir la probabilidad de que vuelva a aparecer y cuándo conviene consultar con un profesional permite afrontarlo con más tranquilidad y evitar complicaciones. Además, entender qué factores favorecen su reactivación ayuda a controlar mejor esta infección tan común.
¿Qué es el herpes labial y por qué aparece?
El herpes labial es una infección causada por el virus del herpes simple tipo 1 (VHS-1), que afecta principalmente a los labios y su contorno. Se manifiesta con ampollas pequeñas y dolorosas, que pueden acompañarse de enrojecimiento, picor o sensación de ardor. Aunque muchas personas lo perciben como un problema puntual, se trata de una infección que permanece latente en el organismo y puede reaparecer en diferentes momentos de la vida.
La primera infección puede pasar casi desapercibida o presentarse con molestias más intensas, como fiebre y malestar general, especialmente en niños. Una vez que el virus entra en el cuerpo, se aloja en los ganglios nerviosos cercanos a la boca, donde queda inactivo, esperando una oportunidad para reactivarse.
Cómo se manifiesta el herpes labial
El curso del herpes labial suele ser predecible. En la fase inicial aparece hormigueo, escozor o ardor en el labio. Al cabo de uno o dos días, surgen pequeñas ampollas agrupadas, que tienden a romperse y formar una costra antes de cicatrizar por completo. En total, el brote suele durar entre 7 y 10 días.
En la mayoría de los casos, las lesiones se concentran en el labio superior o inferior, aunque también pueden afectar las comisuras, la piel cercana a la nariz o, en casos más inusuales, la mucosa oral. El proceso se repite de manera similar en cada reactivación del virus.
Por qué aparece y cuáles son sus desencadenantes
El virus del herpes simple tipo 1 permanece inactivo en el organismo tras la infección inicial, y puede reactivarse ante diferentes estímulos. Entre los factores más frecuentes que facilitan su aparición destacan:
- Estrés físico o emocional, que debilita las defensas del organismo.
- Exposición solar intensa sin protección, especialmente en labios sensibles.
- Infecciones y fiebre, que popularmente se conocen como “calenturas”.
- Fatiga o falta de sueño, que afecta al sistema inmunitario.
- Cambios hormonales, como los que se producen durante la menstruación o el embarazo.
No todas las personas reaccionan igual a estos desencadenantes. Hay quienes pasan años sin un brote y otras que sufren reactivaciones cada pocos meses, dependiendo de su sistema inmunitario y de los cuidados preventivos que sigan.