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Qué hacer ante un herpes labial y cómo prevenir nuevos brotes

viernes, 1 de agosto de 2025

Un hormigueo incómodo en el labio, una sensación de ardor y, al poco tiempo, la aparición de pequeñas ampollas que duelen y llaman la atención. El herpes labial, también conocido como herpes febril o “calentura”, es una infección muy frecuente. Aunque suele considerarse un problema menor, para quienes lo padecen no solo resulta molesto, sino que también puede tener un impacto emocional y social: la lesión es visible, duele al hablar, comer o besar y, además, tiende a reaparecer.

Este tipo de herpes está provocado por el virus del herpes simple tipo 1 (VHS-1), que permanece latente en el organismo tras la primera infección. Puede reactivarse en cualquier momento, sobre todo en situaciones de estrés, bajada de defensas o exposición prolongada al sol. La buena noticia es que, aunque no existe una cura definitiva, sí contamos con tratamientos que alivian los síntomas, acortan la duración del brote y ayudan a prevenir nuevas reactivaciones.

Conoce cómo se trata el herpes labial, qué medidas pueden reducir la probabilidad de que vuelva a aparecer y cuándo conviene consultar con un profesional permite afrontarlo con más tranquilidad y evitar complicaciones. Además, entender qué factores favorecen su reactivación ayuda a controlar mejor esta infección tan común.

¿Qué es el herpes labial y por qué aparece?

El herpes labial es una infección causada por el virus del herpes simple tipo 1 (VHS-1), que afecta principalmente a los labios y su contorno. Se manifiesta con ampollas pequeñas y dolorosas, que pueden acompañarse de enrojecimiento, picor o sensación de ardor. Aunque muchas personas lo perciben como un problema puntual, se trata de una infección que permanece latente en el organismo y puede reaparecer en diferentes momentos de la vida.

La primera infección puede pasar casi desapercibida o presentarse con molestias más intensas, como fiebre y malestar general, especialmente en niños. Una vez que el virus entra en el cuerpo, se aloja en los ganglios nerviosos cercanos a la boca, donde queda inactivo, esperando una oportunidad para reactivarse.

Cómo se manifiesta el herpes labial

El curso del herpes labial suele ser predecible. En la fase inicial aparece hormigueo, escozor o ardor en el labio. Al cabo de uno o dos días, surgen pequeñas ampollas agrupadas, que tienden a romperse y formar una costra antes de cicatrizar por completo. En total, el brote suele durar entre 7 y 10 días.

En la mayoría de los casos, las lesiones se concentran en el labio superior o inferior, aunque también pueden afectar las comisuras, la piel cercana a la nariz o, en casos más inusuales, la mucosa oral. El proceso se repite de manera similar en cada reactivación del virus.

Por qué aparece y cuáles son sus desencadenantes

El virus del herpes simple tipo 1 permanece inactivo en el organismo tras la infección inicial, y puede reactivarse ante diferentes estímulos. Entre los factores más frecuentes que facilitan su aparición destacan:

  • Estrés físico o emocional, que debilita las defensas del organismo.
  • Exposición solar intensa sin protección, especialmente en labios sensibles.
  • Infecciones y fiebre, que popularmente se conocen como “calenturas”.
  • Fatiga o falta de sueño, que afecta al sistema inmunitario.
  • Cambios hormonales, como los que se producen durante la menstruación o el embarazo.

No todas las personas reaccionan igual a estos desencadenantes. Hay quienes pasan años sin un brote y otras que sufren reactivaciones cada pocos meses, dependiendo de su sistema inmunitario y de los cuidados preventivos que sigan.

Tratamiento del herpes labial

El tratamiento del herpes labial busca acortar la duración del brote, aliviar las molestias y evitar complicaciones. Aunque el virus permanece en el organismo, actuar de forma temprana, sobre todo en las primeras 24-48 horas, marca la diferencia en la evolución de las lesiones.

Antivirales orales y tópicos

Los antivirales son la base del tratamiento médico. En casos de brotes frecuentes o muy intensos, el especialista puede indicar aciclovir, valaciclovir o famciclovir por vía oral, fármacos que bloquean la replicación del virus y ayudan a reducir la duración del episodio. En fases iniciales, cuando apenas aparece el hormigueo, las cremas antivirales aplicadas directamente sobre el labio pueden complementar el tratamiento, aunque su eficacia es más limitada que la de los comprimidos.

Cuidados locales y medidas de confort

Mantener una buena higiene de la zona afectada favorece la cicatrización. Es importante lavar el labio con agua y jabón neutro, evitar manipular las ampollas y mantener la piel hidratada con un bálsamo labial. En los primeros días, aplicar compresas frías o hielo envuelto en un paño puede ayudar a disminuir la inflamación y la sensación de ardor. Estos cuidados no eliminan el virus, pero mejoran el confort y previenen sobreinfecciones.

Alivio del dolor y molestias

El herpes labial puede doler al hablar, reír o comer. Para aliviar estas molestias, se pueden tomar analgésicos como paracetamol o ibuprofeno, siempre siguiendo la pauta médica. Además, existen geles y cremas anestésicas que adormecen la zona durante unas horas. También conviene evitar alimentos muy calientes, ácidos o salados, que pueden irritar las lesiones y aumentar la sensación de dolor.

Tratamiento preventivo para brotes recurrentes

Cuando los brotes son muy frecuentes o afectan de forma importante a la calidad de vida, el especialista puede recomendar tratamientos preventivos. Estos consisten en antivirales tomados durante semanas o meses, con el objetivo de espaciar los episodios. Identificar y controlar los desencadenantes, como la exposición solar intensa sin protección, los periodos de estrés o la fatiga, es igualmente clave para reducir las recurrencias.

Prevención: cómo reducir los brotes de herpes labial

Evitar que el herpes labial aparezca con frecuencia depende en gran medida de controlar los factores que reactivan el virus y de proteger los labios frente a agresiones externas. Aunque no es posible eliminarlo por completo del organismo, sí se pueden adoptar medidas que disminuyan la intensidad y la frecuencia de los brotes.

Protección solar y cuidado de los labios

El sol es uno de los desencadenantes más habituales de los brotes de herpes labial, sobre todo en verano o en actividades al aire libre. Utilizar bálsamos labiales con protección solar (SPF 30 o superior) y reaplicarlos con frecuencia ayuda a prevenir reactivaciones. Mantener los labios hidratados y evitar que se agrieten también reduce el riesgo de aparición de lesiones.

Fortalecer el sistema inmunitario

El virus aprovecha cualquier bajada de defensas para reactivarse. Dormir lo suficiente, mantener una alimentación equilibrada y gestionar el estrés son hábitos que contribuyen a que el sistema inmunitario funcione de forma óptima. Durante épocas de cansancio extremo, estrés laboral o enfermedad, conviene prestar especial atención a la salud general, ya que estas situaciones favorecen la aparición de brotes.

Evitar el contagio y la autoinoculación

El herpes labial es altamente contagioso, especialmente cuando hay ampollas activas. Para reducir el riesgo de transmisión a otras personas o a otras partes del propio cuerpo:

  • Evita besar o mantener contacto directo cuando la lesión está activa.
  • No compartas vasos, cubiertos, toallas ni productos de cuidado labial.
  • Lava bien las manos después de tocar accidentalmente el labio afectado.

Estas medidas son esenciales para proteger tanto a quienes conviven con la persona afectada como para evitar que el virus llegue a los ojos, donde puede causar complicaciones graves.

Identificar y controlar desencadenantes personales

Cada persona tiene factores de riesgo específicos que pueden favorecer la reaparición del herpes. Llevar un registro de cuándo aparecen los brotes permite detectar patrones relacionados con estrés, menstruación, exposición solar o enfermedades intercurrentes. Conocer estos desencadenantes facilita anticiparse al brote y, en algunos casos, iniciar tratamiento preventivo bajo supervisión médica.

¿Cuándo acudir al médico?

En la mayoría de los casos, el herpes labial se resuelve solo en una o dos semanas y no deja secuelas. Sin embargo, hay situaciones en las que conviene consultar con un profesional sanitario para recibir un tratamiento adecuado y descartar complicaciones.

Uno de los motivos más claros para acudir al médico es la frecuencia de los brotes. Si el herpes aparece varias veces al año, puede ser un signo de que el sistema inmunitario está debilitado o de que existe un desencadenante que conviene identificar. En estos casos, el especialista puede valorar un tratamiento preventivo para espaciar los episodios y mejorar la calidad de vida.

También es importante pedir ayuda si las lesiones se extienden o tardan más de dos semanas en cicatrizar. Esto puede indicar que la infección se ha complicado o que el organismo necesita un refuerzo terapéutico. Las personas con el sistema inmune comprometido, como pacientes en tratamiento oncológico o con enfermedades crónicas graves, deben consultar ante cualquier brote, incluso leve, porque la infección puede evolucionar de forma más agresiva.

Otra señal de alarma es la afectación ocular. Si aparece dolor, enrojecimiento o sensación de arenilla en los ojos junto con lesiones en el labio, hay que acudir de inmediato a un especialista, ya que el virus puede afectar la córnea y poner en riesgo la visión si no se trata a tiempo.

➡️ ¿Y si tengo más dudas sobre el herpes labial?

 

Pues es muy sencillo, puedes mandarnos un correo electrónico a info@hospitallaantigua.com o bien puedes llamarnos por teléfono al teléfono 949 223 600.
Estaremos encantados de atenderte y resolver todas tus dudas.

Preguntas frecuentes sobre el herpes labial

El herpes labial genera muchas dudas, sobre todo porque es una infección muy visible y con tendencia a reaparecer. Resolver las preguntas más comunes ayuda a entender mejor la enfermedad y a manejar los brotes con seguridad.

¿Cuánto dura un brote de herpes labial?

Un brote típico de herpes labial dura entre 7 y 10 días, aunque en algunos casos puede prolongarse hasta dos semanas. El ciclo suele seguir un patrón: primero aparece hormigueo o ardor, después surgen las ampollas agrupadas, que al romperse forman costras y finalmente cicatrizan. Si la lesión tarda más de 14 días en curar, conviene consultar con un médico, ya que podría haber una sobreinfección o un problema de defensas bajas.

¿El herpes labial es contagioso?

Sí, el herpes labial es altamente contagioso, sobre todo durante los primeros días del brote, cuando las ampollas están activas y liberan el virus. El contagio se produce principalmente por contacto directo (besos, compartir vasos, cubiertos o cosméticos labiales). Incluso cuando las lesiones no son visibles, puede existir riesgo de transmisión, aunque menor, porque el virus puede excretarse de forma intermitente.

¿Se puede prevenir que vuelva a salir?

No existe una forma de eliminar el virus de manera definitiva, pero sí es posible reducir la frecuencia de los brotes. Proteger los labios del sol, mantener el sistema inmunitario fuerte, dormir lo suficiente y evitar el estrés intenso son medidas efectivas. En personas con brotes muy recurrentes, el especialista puede valorar tratamientos antivirales preventivos que ayudan a espaciar las reactivaciones.

¿Qué hacer si aparece durante el embarazo?

El herpes labial durante el embarazo suele ser molesto, pero no peligroso para el bebé, siempre que se mantengan las medidas de higiene adecuadas. Sin embargo, conviene consultar con el ginecólogo antes de usar cualquier tratamiento antiviral, ya que solo algunos fármacos son seguros en esta etapa. Mantener los labios limpios, evitar tocarlos y controlar los factores desencadenantes es clave para prevenir complicaciones.

¿Qué pasa si el herpes labial afecta a los ojos?

Si el virus alcanza los ojos, puede producir queratitis herpética, una complicación que requiere atención médica inmediata. Ante cualquier síntoma ocular —como enrojecimiento, dolor, lagrimeo excesivo o sensación de arenilla— se debe acudir al oftalmólogo sin demora, ya que la infección puede comprometer la visión si no se trata a tiempo.