Cada 21 de junio se conmemora el Día Mundial de la Esclerosis Lateral Amiotrófica (ELA), una enfermedad que avanza en silencio, pero no pasa desapercibida para quienes la padecen ni para quienes les rodean. Porque la ELA no solo afecta al cuerpo: limita la movilidad, la comunicación y funciones tan básicas como tragar o respirar, manteniendo intacta la conciencia y la capacidad de sentir.
Desde el Servicio de Neurología del Hospital La Antigua nos sumamos a esta jornada con un mensaje claro: es necesario seguir visibilizando la enfermedad, apoyando a los pacientes y avanzando en el conocimiento médico y social que requiere.
Hablar de ELA es hablar de personas que necesitan ser escuchadas, acompañadas y atendidas desde un enfoque integral, donde el tratamiento no se limite a lo físico, sino que abarque también el impacto emocional, familiar y vital que supone vivir con esta enfermedad.
Qué es la ELA y cómo afecta al cuerpo
La Esclerosis Lateral Amiotrófica (ELA) es una enfermedad neurológica grave y progresiva que afecta directamente al sistema nervioso. En concreto, daña las neuronas motoras, que son las encargadas de transmitir las órdenes del cerebro a los músculos del cuerpo.
Cuando estas neuronas dejan de funcionar correctamente, los músculos comienzan a debilitarse. Al principio puede notarse como una torpeza al andar, una mano que pierde fuerza o dificultad para pronunciar ciertas palabras. Pero con el tiempo, la pérdida de fuerza se extiende y afecta a funciones tan básicas como moverse, hablar, tragar o respirar.
Una de las características más duras de la ELA es que, a pesar del deterioro físico, la persona suele mantener intactas sus capacidades cognitivas, es decir, sigue pensando y sintiendo con claridad mientras su cuerpo va perdiendo funciones.
Es una enfermedad que avanza de forma progresiva, y cuya evolución varía mucho de una persona a otra. No es contagiosa, no es hereditaria en la mayoría de los casos y, a día de hoy, no tiene cura. Pero sí existen tratamientos y apoyos que pueden marcar la diferencia en el bienestar diario de quien la padece.