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Electroencefalograma: una prueba clave para estudiar la actividad cerebral

miércoles, 28 de mayo de 2025

Dolores de cabeza persistentes, convulsiones, desmayos o episodios de confusión que no tienen una causa clara. Ante este tipo de síntomas, el electroencefalograma suele ser una de las primeras pruebas que se solicitan para estudiar cómo está funcionando el cerebro. Este examen no invasivo permite registrar la actividad eléctrica cerebral en tiempo real, aportando información clave para el diagnóstico neurológico.

Aunque su nombre pueda sonar técnico o complejo, es una prueba habitual en las consultas de neurología. Se utiliza para estudiar casos de epilepsia, trastornos del sueño, encefalitis o incluso alteraciones relacionadas con la memoria y el comportamiento. A veces, su utilidad va más allá de lo que muestran una resonancia o un escáner.

El objetivo del electroencefalograma no es solo confirmar una enfermedad, sino observar patrones cerebrales que pueden orientar al especialista. Saber cuándo se recomienda, cómo se realiza y qué información ofrece ayuda a afrontar la prueba con tranquilidad y a entender mejor su papel en el cuidado de la salud cerebral.

¿Qué es exactamente un electroencefalograma?

El electroencefalograma es una prueba diagnóstica que registra la actividad eléctrica del cerebro a través de electrodos colocados en el cuero cabelludo. Estas pequeñas señales eléctricas se producen por la actividad de las neuronas y permiten detectar si existe un funcionamiento anómalo o irregular en determinadas zonas del cerebro.

Durante la prueba, el paciente permanece tumbado y relajado, mientras un ordenador recoge las señales transmitidas por los electrodos. El resultado se representa en forma de ondas cerebrales, que los profesionales especializados interpretan para detectar posibles alteraciones.

Se trata de una prueba segura, no invasiva y que no emite radiación. Por eso puede repetirse si es necesario, y se utiliza tanto en adultos como en niños.

¿Para qué sirve esta prueba?

El electroencefalograma es una herramienta fundamental para observar cómo funciona el cerebro en tiempo real. Su principal utilidad es detectar alteraciones en la actividad eléctrica cerebral, lo que permite identificar trastornos que podrían pasar desapercibidos en otras pruebas.

A través de este estudio es posible:

  • Evaluar la presencia de crisis epilépticas, incluso cuando no hay convulsiones visibles.
  • Comprobar el estado cerebral tras un traumatismo craneal o accidente cerebrovascular.
  • Analizar cambios en la actividad cerebral en casos de pérdida de conciencia, desmayos o confusión sin causa clara.
  • Valorar el funcionamiento del cerebro en enfermedades degenerativas o del sueño.

Además, el electroencefalograma puede ser útil como prueba complementaria en el seguimiento de tratamientos neurológicos o en el contexto de una cirugía cerebral. Su capacidad para detectar actividad anómala incluso en reposo lo convierte en un aliado clave para el diagnóstico precoz y la toma de decisiones clínicas.

¿Qué detecta un electroencefalograma?

El electroencefalograma (EEG) permite registrar la actividad eléctrica del cerebro mediante electrodos colocados sobre el cuero cabelludo. Gracias a esta técnica no invasiva, se pueden identificar patrones cerebrales normales y anormales, lo que lo convierte en una prueba clave en el diagnóstico de múltiples trastornos neurológicos.

Algunos de los problemas que puede detectar un electroencefalograma son:

  • Epilepsia y otros tipos de crisis convulsivas: es la indicación más frecuente. El EEG permite identificar la zona del cerebro donde se originan las descargas eléctricas anormales y valorar su frecuencia o intensidad, incluso en ausencia de síntomas visibles.
  • Alteraciones del sueño: es útil en el estudio de trastornos como la narcolepsia, el insomnio crónico o el síndrome de apnea del sueño.
  • Daño cerebral tras traumatismos o accidentes cerebrovasculares: permite observar si hay zonas del cerebro que han perdido actividad o si existe una recuperación incompleta.
  • Encefalopatías y enfermedades degenerativas: el EEG puede ayudar a detectar disfunciones en el cerebro asociadas a enfermedades como el Alzheimer, el Parkinson o demencias de otro tipo.
  • Cambios en el nivel de conciencia: ante episodios de pérdida de conocimiento, confusión o desorientación, puede ofrecer pistas sobre el origen neurológico del problema.
  • Coma o muerte cerebral: se utiliza para valorar la actividad cerebral residual en pacientes con daño neurológico grave.

Además de detectar estas alteraciones, el EEG también puede utilizarse para monitorizar la eficacia de determinados tratamientos neurológicos o como parte de la planificación prequirúrgica en casos complejos.

Electroencefalograma normal vs anormal

Una vez realizada la prueba, el especialista interpreta las ondas cerebrales registradas. Un electroencefalograma normal muestra una actividad cerebral organizada y simétrica, con patrones eléctricos dentro de los rangos esperados según la edad y el estado de conciencia del paciente.

Un EEG anormal, en cambio, puede mostrar:

  • Picos de actividad que sugieren epilepsia.
  • Ondas lentas que indican daño cerebral o encefalopatías.
  • Asimetrías entre los hemisferios que pueden sugerir lesiones focales.

El neurólogo es quien interpreta estos patrones y determina si existe algún trastorno neurológico que requiera seguimiento o tratamiento.

¿Cómo se realiza?

El electroencefalograma es una prueba sencilla, indolora y segura que se realiza en un entorno clínico controlado. No requiere ingreso ni preparación compleja, aunque sí conviene seguir algunas indicaciones previas para obtener un resultado fiable.

La exploración suele seguir estos pasos:

1. Colocación de electrodos

El profesional sanitario limpia ligeramente el cuero cabelludo y coloca varios electrodos (pequeños discos metálicos) en puntos específicos de la cabeza, fijados con un gel conductor o pequeñas almohadillas adhesivas. Estos sensores están conectados a un equipo que capta la actividad eléctrica del cerebro.

2. Registro de la actividad cerebral

Durante la prueba, la persona permanece sentada o tumbada, en reposo y con los ojos cerrados. Se le puede pedir que realice ciertas acciones como abrir y cerrar los ojos, respirar profundamente durante un tiempo o recibir estímulos visuales (luces intermitentes) para observar cómo responde el cerebro ante distintos estímulos.

3. Duración del procedimiento

El electroencefalograma estándar dura entre 20 y 40 minutos. En algunos casos, se puede realizar un EEG prolongado (de varias horas) o incluso un electroencefalograma nocturno, si se quiere registrar la actividad cerebral durante el sueño.

4. Después de la prueba

Una vez finalizada, se retiran los electrodos y el paciente puede volver a su rutina con total normalidad. No es necesario reposo ni acompañante, salvo que se haya administrado algún medicamento relajante en casos muy puntuales.

El registro obtenido es analizado posteriormente por un neurólogo, que interpretará los diferentes patrones eléctricos cerebrales en busca de señales anómalas, picos de actividad o ausencia de ciertas ondas.

Electroencefalograma en niños

El EEG también se utiliza con frecuencia en población pediátrica. De hecho, es una de las pruebas más indicadas cuando un niño presenta convulsiones, episodios de desconexión, dificultades para dormir o retrasos en el desarrollo neurológico.

Se adapta a la edad del niño, procurando que el entorno sea lo más cómodo posible. En algunos casos se pide la colaboración de los padres, y si es necesario, se puede realizar durante el sueño para facilitar la recogida de datos. Al no ser invasivo ni doloroso, es muy bien tolerado por los más pequeños.

¿Tiene riesgos?

El electroencefalograma es una prueba muy segura, no invasiva y completamente indolora. No implica radiación, no se inyecta ninguna sustancia y no produce efectos secundarios en la gran mayoría de los casos. Esto la convierte en una herramienta de diagnóstico ideal, incluso para bebés, niños pequeños, personas mayores o embarazadas.

Durante la prueba, lo único que se percibe es el contacto de los electrodos sobre el cuero cabelludo. En algunos casos, puede notarse una ligera molestia por el gel conductor o por mantener la postura durante un tiempo prolongado, pero nada que requiera tratamiento ni seguimiento posterior.

En personas con epilepsia, es posible que la exposición a ciertos estímulos como luces intermitentes o hiperventilación provoque una crisis durante la prueba. Sin embargo, esto se realiza de forma controlada y supervisada por personal sanitario, con el objetivo de detectar la alteración de forma precisa. Ante cualquier signo de crisis, el equipo está preparado para actuar de inmediato y garantizar la seguridad del paciente.

En resumen, los beneficios del electroencefalograma superan con creces los posibles inconvenientes. Se trata de una prueba segura, rápida y con gran valor diagnóstico en neurología.

¿Cuándo se deben consultar los resultados?

El resultado de un EEG debe ser interpretado por un neurólogo, que analizará las ondas cerebrales y valorará si existen alteraciones. En el Hospital La Antigua de Gudalajara, los profesionales explican los resultados de forma clara y detallada, indicando si es necesario realizar más pruebas o iniciar algún tratamiento.

Esta prueba no siempre arroja un diagnóstico definitivo por sí sola, pero sí es una herramienta muy útil dentro del conjunto de exploraciones que permiten estudiar el funcionamiento del cerebro.

Si has experimentado síntomas neurológicos como desmayos, convulsiones o cambios de comportamiento sin causa aparente, el electroencefalograma puede aportar pistas clave. 

➡️ ¿Y si tengo más dudas sobre el Electroencefalograma?

 

Pues es muy sencillo, puedes mandarnos un correo electrónico a info@hospitallaantigua.com o bien puedes llamarnos por teléfono al teléfono 949 223 600.
Estaremos encantados de atenderte y resolver todas tus dudas.

Preguntas frecuentes sobre el electroencefalograma

¿Hay que hacer algo especial antes de la prueba?

Sí. Aunque no requiere preparación complicada, se recomienda acudir con el cabello limpio y seco, sin productos como lacas, geles o aceites. También es aconsejable dormir menos de lo habitual la noche anterior si el médico lo indica, ya que a veces se realiza un EEG en condiciones de somnolencia o sueño.

¿Cuánto dura un electroencefalograma?

Depende del tipo de estudio. Un EEG convencional dura entre 20 y 40 minutos, mientras que otros más largos, como el EEG con privación de sueño o el de 24 horas, pueden requerir más tiempo o incluso realizarse en casa con dispositivos portátiles.

¿Puedo tomar mi medicación habitual?

En general sí, pero en algunos casos el médico puede pedir que se suspendan ciertos fármacos que afectan a la actividad cerebral, como sedantes o anticonvulsivos. Es importante no tomar decisiones por cuenta propia y consultar siempre antes con el especialista.

¿Qué ocurre si me da una crisis durante la prueba?

El personal que realiza el electroencefalograma está preparado para actuar ante cualquier situación. Si se provoca una crisis (por ejemplo, en pacientes con epilepsia), se hace de forma controlada y en un entorno seguro, precisamente para observar la actividad cerebral y ajustar el tratamiento si es necesario.

¿Cuándo tendré los resultados?

El análisis del electroencefalograma requiere la interpretación por parte de un especialista en neurología. Por lo general, los resultados están disponibles en pocos días, y el médico los comentará contigo para valorar el siguiente paso si es necesario.